Colecho


Desde antes de nacer mi bebé, ya había tomado la decisión de que dormiría con nosotros, en una cunita sidecar, pegada a nuestra cama de matrimonio, y los colchones al mismo nivel. Después de unos cuantos meses, puedo decir que es la decisión en la crianza de mi hijo más acertada que he tomado, y con la que me siento más segura y feliz.

Desde los inicios de la historia de la humanidad, los niños han dormido con sus padres. De esta forma, los niños han tenido alimento, cobijo, calor y protección durante la noche, sin mayor esfuerzo que compartir el lecho. Además hoy se sabe que el contacto continuo favorece el desarrollo del vínculo afectivo, el bienestar del bebé, el desarrollo neuronal y la capacidad de respuestas adecuadas ante situaciones de estrés y, por supuesto, también favorece la lactancia materna.

Con este tema hay bastante controversia, y los detractores, aseguran que como padres, hay que enseñarles a dormir desde los pocos meses de vida, pero lo cierto es que desde que son fetos, en el útero materno, ya saben dormir. Además, a parte de decir que dormir con los padres hace que los niños se vuelvan inseguros y maduren más lentamente en cuanto a independencia, también advierten de los peligros que conlleva.

Según Meredith Small: "En una atmósfera saludable, en la que los padres no estén intoxicados ni drogados y no sean obesos, la posibilidad de matar a un niño por soocación es igual a cero."

De todas formas, es importante, cuando se duerme con un bebé, tener estas recomendaciones en cuenta (extraídas de Crianza Natural):

  • Los bebés deben dormir en superficies firmes, limpias, en ausencia de humo, sin almohada ni ningún muñeco que pueda asfixiarle.
  • Siempre debes poner a dormir al bebé sobre su espalda. Nunca boca a bajo ni de lado.
  • El bebé no debe dormir nunca sobre una almohada o una tela de oveja mullida.
  • Los colchones de agua están contraindicados por ser poco firmes.
  • El colchón debe estar bien encajado dentro de la cuna o tocando a la pared sin ningún espacio donde el bebé pueda quedar atrapado y asfixiarse.
  • Los bebés no deben dormir nunca en sillones o sofás y mucho menos en el regazo de algún adulto.
  • Nunca debes cubrir la cabeza del bebé con nada que pueda dificultar su respiración.
  • Evita abrigar demasiado al bebé y tener la habitación demasiado caliente.
  • Si se comparte la cama con el bebé, ambos padres deben estar de acuerdo con esta decisión. Los dos deben ser igualmente responsables de la presencia del bebé y considerarse como el ser humano en cuyas manos está la vida del bebé.
  • Es preferible que el bebé duerma al principio entre la pared, o la cuna adosada o unos barrotes seguros, y la madre, en lugar de entre el padre y la madre. Al cabo de las primeras semanas, el padre ya es sensible a la presencia del bebé y puede dormir entre los dos.
  • Los padres deben dejar de fumar, ambos. Incluso el fumar durante el embarazo incrementa el riesgo de muerte súbita. Si no os es posible dejar de fumar, evitad compartir la cama al menos durante las primeras 14 semanas de vida del bebé.
  • Los bebés menores de un año no deberían compartir la cama con otros hermanos pequeños, porque no son suficientemente conscientes de su presencia cuando duermen. Aun así, una persona adulta puede hacerse cargo de ambos.
  • Las personas que tomen drogas, pastillas para dormir o medicamentos, o estén extremadamente cansadas, pueden tener mermadas sus capacidades de reacción y responsabilidad de cuidar de un bebé en la cama familiar. Evita estas situaciones.
  • Si la madre está extremadamente agotada, puede ser que su sensibilidad no sea la habitual, con lo que la seguridad puede quedar seriamente afectada.
  • Las madres que lleven el pelo largo deberían recogérselo para evitar estrangulamientos fortuitos. También se deben evitar camisones o vestidos con lazos largos que puedan causar el mismo efecto. Los cordones de las cortinas o estores cercanos pueden ser igualmente peligrosos.
  • Las personas muy obesas pueden no darse cuenta de la situación física de su bebé, con lo que es preferible que duerman en superficies separadas.
  • Cuando el bebé ya se mueva por la cama, es conveniente poner barreras alrededor de su zona para evitar que caiga de la cama. El espacio entre la barrera y el colchón debe ser mínimo para que el bebé no quede atrapado y se asfixie.

 Rosa Jové, nos indica de forma clara los ventajas del colecho referidas al sueño del bebé:

  • El colecho minimiza los riesgos de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) si se practica de forma segura (McKenna, J. J. y MOsko, S. S., 1994). Es cierto que se han dado casos de SMSL durmiendo con los padres, al igual que se dan en niños que duermen solos. Pero normalmente se dan en familias en las que lo de menos es dormir con los padres, sino en las que la higiene y el hacinamiento no son muy adecuados para un niño.
  • El colecho ayuda al bebé a "aprender" a pasar de una fase a otra del sueño porque se sincroniza con la respiración de su madre. (McKenna, J. J. y MOsko, S. S., 1994). La respiración de la madre también le sirve de recordatorio para que continúe respirando si tiene una apnea.
  • El colecho favorece que la madre pueda continuar durmiendo mientras alimenta a su hijo de noche.
  • El colecho favorece que el bebé y la madre apenas se despierten al reclamar el alimento.
  • El colecho favorece la regulación de la temperatura corporal por la noche.
El colecho se puede practicar durmiendo en la misma cama, instalando una cuna especialmente diseñada para ir adosada a la cama (cuna sidecar), reconvertir una cuna convencional sin uno de los lados y adosarla a la cama, o bien adosar una cama individual a uno de los lados de la cama matrimonial. También hay muchas familias que echan colchones directamente al suelo, para evitar caídas y tener que estar pensando en barreras.

Sólo me queda añadir, que la forma en que duermen las familias compete solamente a esas familias. Lo que mejor funcione para cada familia, siempre y cuando se respete el ritmo de los bebés, estará bien.

Para nuestra familia el colecho ha sido una bendición. Mi bebé se ha pasado meses mamando cada dos horas o tres como mucho; teniéndolo a mi lado, sin tener que levantarme cada vez, ha contribuido a mi descanso, al de mi pareja y por supuesto al del bebé. A los 15 meses mi bebé duerme algunas horitas más sin despertarse, a veces me reclama un poquito, le toco, le acaricio y enseguida sigue durmiendo. Otras veces, me pide teta, y siempre la tiene disponible, muchas veces ni abre los ojos. Además, siento que estoy muy cerquita a él, pero no en el espacio, sino en el corazón.

Para profundizar sobre el tema del colecho, os remito a este artículo de Crianza Natural, donde han reunido un montón de bibliografía sobre el tema (todas en inglés).

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